Bienvenid@s a nuestro blog

Te invitamos a que nos acompañes en nuestro viaje a Japón 2012. Esperamos disfrutar igual o más que en 2009 .
Y aquí te lo contamos...

domingo, 19 de agosto de 2012

Día 12: La experiencia de Nagasaki

PARTE I

Contar la primera parte de este post no es fácil. Describir nuestra visita al Museo de la Bomba Atómica de Nagasaki...

Dntro del museo de la bomba
Sólo ya con escribir esta frase se paralizan los dedos sobre la pantalla del móvil a la espera de alguna instrucción precisa. No es que tenga dudas sobre lo que vi ni sobre lo que sentí durante esas dos horas de visita al museo y el paseo posterior por el Parque del Epicentro de la Bomba Atómica, es que sencillamente no me salen las palabras y no sé si voy a expresarme bien: horror por los hechos, dolor por las personas, pavor por la cercanía de lo no tan pasado, miedo real porque, a pesar de lo ocurrido, no hemos cambiado. Y ver que los tratados y manifiestos firmados, las convenciones acordadas desde entonces quedan en papel mojado.


Ver para conocer, saber para no olvidar.
Ofrendas a las víctimas de la bomba

El museo, sin caer en lo morboso, y aunque es evidente que se muestran fotografías, objetos y testimonios que no pueden dejar de herir, es sumamente didáctico, explicando lo que ocurrió el 9 de agosto de 1945 a las 11:02 am y aportando datos y declaraciones de políticos e intelectuales que ayudan a contextualizar y conocer el antes, el durante y el después, y a cuestionarnos hacia dónde vamos. Todo ello, además, sin hacerlo desde la posición de víctima, sino también dando a conocer las decisiones, las intervenciones y la actitud imperialista que Japón había adoptado en los años previos a su entrada en la guerra y durante ella.

PARTE II

Pero cambiemos de tercio, que Nagasaki no acaba aquí.

El centro de la ciudad se encuentra a varias paradas de tranvía, jejeje, tranvía, sí. ¿Cuántos tranvías pasan por la calle aledaña al parque que acabamos de visitar? Tres. ¿Cuántos nos llevan al centro? Dos. ¿Y en cuál de ellos nos montamos?
Esos malditos tranvías

La respuesta es evidente para los que seguís nuestras andanzas. Por supuesto que subimos al único tranvía que nos llevaba al ounto contrario al que queríamos llegar. ¿Qué nos pasa con los tranvías? Es algo que desconocemos y tendremos que hacérnoslo mirar.

Ale, a bajarnos en el más allá, a cruzar a la parada de enfrente y subir al tranvía de vuelta hasta algún lugar que ubicamos en el mapa y donde subimos a otro tranvía (y ya van tres) para llegar a la zona centro.

PARTE III

Pero hubo un cuarto y último tranvía...

Por la tarde visitamos algo de la Bahía de Nagasaki, donde en algún tiempo tubo que estar el tan buscado astillero Misubishi en el fatídico 9 de agosto del 45. Pero eso fue hace mucho tiempo, ahora es un agradable lugar donde hay restaurantes y la llegada del ferry.
 
Un viejo barco de vapor

La estación de ferries
Pero, a lo que vamos, son las casi las 17h y los tranvías que llegan  van a tope y tenemos una hora límite a la que llegar a la estación de Nagasaki. Llega nuestro turno, nos subimos a uno, nosotros y otros 5 más, un tranvia a reventar. Ahora sé lo que sienten las sardinas en lata y lo peor, ¿a que no sabéis quién me ha tocado al lado? una abuelita. Todos apretados y aquello que se mueve y la abuelita que mira hacia arriba desafiante, "uy creo que la he liado solo por la mirada". Para que os hagáis una composición, imaginaos a Torrebruno al lado del Pau Gasol, pues a esa escala la abuelita y yo. Y llegamos a la estación de Nagasaki en el tranvía, que casi no podemos ni respirar. Solo falta el salazón para ser como anchoas en lata. Se abren las puertas y noto una fuerza como si un miura desbocado atacara sobre mí, pero no es un toro, sino la abuelita y en eso Ana dice: "¿pero qué haces?" Y yo: "pero si no soy yo, es la abuelita, creo que se quiere sentar ". Y seguimos camino a pagar nuestro trayecto en la salida del tranvía. Y como se había creado un pequeño hueco entre nosotros y la abuelita, oigo un resoplido al fondo y sí, como si fuera un miura de trescientos kilos resoplando y yo ahí, al final del tranvía sin escapatoria, a lo que Ana volvióa decir: "¿pero qué haces?" y yo le dije "si es la abuelita esta, que parece un miura", claro despué de haber sufrido su embiste por segunda vez. Una vez fuera y creyéndonos a salvo , no lo fue porque esa abuelita vestida de negro estaba a,hí siguiéndonos por la escalera del puente a si antes de que sufrieramos otra cornada de ese miura japonés decidimos salir con pies por polvorosa y subir en el primer tren con direcion a Hakata.


Restos de la catedral de Urakami, que quedaron en pie tras la bomba

2 comentarios:

  1. jeje... podías titular: abuelita de armas tomar :)o "toreros" de tranvía jeje
    Un beso para los dos des de Lleida, por aquí todo bien, con muchísimo calor pero siguiendo vuestras aventuras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. donde habeis ido de vacaciones que os hemos visto por el facebook.

      besos
      pd.aqui tambien hace calor jejeje

      Eliminar

Cuéntanos qué te ha parecido