Toda esta región acoge un conjunto de enclaves de gran importancia desde el punto de vista religioso, tanto sintoístas como budistas, y es aquí donde queríamos haber comenzado nuestro periplo 2012 trqs salir de Osaka. Pero la falta de alojamiento y la dificultad de acceder a estos enclaves sin disponer de vehículo propio nos llevó a modificar el plan. Elegir Nagoya como ciudad-dormitorio desde la cual montarnos la visita pendiente esta zona fue todo un acierto. Ya que, una vez desechada la posibilidad de recorrer los múltiples lugares de interés de la península, al menos podríamos visitar este santuario tan venerado por los japoneses.
Y así fue, porque, tras el correspondiente madrugón, en un par de horas llegábamos a la zona de Ishe.
Antes de adentrarnos en la zona de los templos, decidimos seguir una estación más allá y visitar en Futami las Meoto-iwa, dos rocas que están en el mar unidas por cuerdas sagradas: simbolizan la unión del matrimonio y cada 5 de enero, con el cambio de las cuerdas, se renueva la unión. Muy místico.
Meoto-iwa |
De vuelta a Ishe, visitamos en primer lugar Geku, el santuario menor, y después de comer Naiku, el santuario interior y más importante, porque es donde se aloja la diosa del sol, Amaterasu-Omikami, considerada la divinidad ancestral de la familia imperial y guardiana de la nación japonesa, y porque cobija uno de los tres objetos ceremoniales imoeriales: el espejo sagrado.
Comprando ofrendas |
Los dos entornos están llenos de santuarios que se localizan dentro de bosques frondosos con cedros centenarios y, si bien el acceso a los principales templos no está permitido, la visita sigue siendo muy interesante.
Un Tori |
Interesante por conocer la sobria y austera arquitectura religiosa pre-budista, pero también por ver a los múltiples visitantes nipones, ancianos y niños, parejas, grupos de amigos y familias. Se respira respeto por lo ancestral y por lo que se considera originario.
Fuentes de purificación |
Ya en el ámbito profano, que además de cuidar al espíritu hay que alimentar al cuerpo, queremos mencionar un acogedor establecimiento que localizamos en una calle aledaña a la que une la estación de tren con la entrada a Geku. Aquí, con música de los Beattles, unas simpáticas chicas nos ofrecieron una fría Sapporo y una ligera comida preparada con toques especiales (un udon para Juanjo y una exquisita ensalada de arroz con verduras y pollo marinado en salsa de miso). El sitio en cuestión nos llamó la atención por el trato agradable, por ser chiquitito pero acogedor (no puedo pasar este post sin mencionar que el mínimo baño incluía entre sus detalles apósitos para la higiene femenina), por la música, etc., etc. Os dejamos aquí la dirección de su blog y contacto:
Sunny Place
Al salir de Naiku decidimos bajar un tramo del camino andando, en lugar de tomar el autobús y paseamos por una concurrida, colorida y animada calle plagada chiringuitos, con casas tradicionales muy bien conservadas: Kawasaki Kaiwai. Allí donde los visitantes reposan tras la visita a los dioses. Lástima no poder quedarnos un ratito más. El tren de vuelta a Nagoya no iba a esperarnos.
Ya en Nagoya, duchita y cena en otro de los agradables restaurantes cercanos al hotel. Para qué andar más. Un sushi y otra rica tempura. Y la Asahi, que no falte.
Tejadillos |
Rio sagrado, a lavarse |
Licencia artistica jajajaja |
puestecillos a la salida del templo |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cuéntanos qué te ha parecido